Stewart Island es una isla ubicada al sur de Nueva Zelanda. Su nombre maorí es Rakiura. Lejos de ser un lugar inhóspito y abandonado, se trata de una isla muy interesante y con muchos alicientes para el visitante.
Durante nuestro periplo viajero por la isla sur del país llegamos con nuestra caravana hasta la localidad de Invercargill.
Desde allí, y antes de adentrarnos en los Catlins, decidimos hacer una excursión (no planeada a priori), pero que recomendamos a cualquiera que quiera visitar el país.
A solo unos kilómetros de Invercargill, en la cercana localidad de Bluff, encontraremos el puerto de salida donde tomar el ferry a la isla Stewart. Los horarios dependerán de la época del año, y en invierno la frecuencia desciende a 1-2 ferries diarios. Puedes consultarlo AQUÍ.
Pese a que James Cook pensó que se encontraba unido a la Isla Sur y la nombró como cabo Sur en 1770, posteriormente se pudo comprobar que se trata de una isla separada, de unos 1750 kilómetros cuadrados.
El estrecho de Fouveaux
En tan solo una hora un moderno catamarán nos llevará, atravesando el estrecho de Foveaux, hasta esta pequeña isla, situada a 30 km de la isla sur de Nueva Zelanda.
Solo este recorrido ya merece la pena por la cantidad de vida marina y aves pelágicas que veremos durante la trayectoria.
Al encontrarse en una localidad tan meridional, y alejado de la mano del hombre la fauna es abundante, variada y difícil de observar en otros lugares.
Finalmente el ferry se adentrara en la Bahía Half Moon para atracar en Oban, la única población habitada de la isla, y que cuenta con unos 400 habitantes.
Tras desembarcar del ferry podemos disfrutar de un agradable paseo por la pequeña capital de la isla.
Los confines del Sur
Antiguamente existía alguna otra población habitada pero la complicada orografía de la Isla acabó determinando su abandono.
En la actualidad a excepción de Oban, el resto de la isla se encuentra prácticamente virgen.
Podremos recorrer algunos de sus bosques e incluso, con cierto esfuerzo, coronar los 979 metros del Monte Anglem, su punto más alto.
Aunque generalmente las condiciones climáticas de estas latitudes restringen las visitas a unos cuantos pequeños focos de atención próximos a la capital.
Aún así podremos disfrutar de fantásticos senderos trazados para tal fin y disfrutar de los paisajes y de la fauna local.
Con un poco de suerte encontraremos extraños patos, petreles pingüinos y con algo más de suerte los poco comunes Weka de Stewart Island y el famoso kiwi.
Otra opción puede ser alquilar coche, moto o bicicleta, aunque las escasas carreteras no nos van a permitir ir más allá del aeródromo de Ryans Creek al oeste de Oban, o hasta Lee Bay, al norte de la capital.
Nosotros optamos por un paseo mucho más modesto donde recorrimos las calles de Oban visitando sus pequeños comercios y degustando un reconfortante café en el Church Hill & Oyster Bar.
Antes de darnos cuenta, habíamos salido de la ciudad, y caminábamos por un sendero en medio de un denso bosque de árboles y helechos enormes. En pocos minutos llegamos a Golden Bay.
Parece mentira, pero a solo 300 metros de la zona habitada, se puede disfrutar de una soledad y un silencio sobrecogedor.
Tras saborear esa sensación durante una horita, optamos por rodear Oban, hasta alcanzar Butterfield Beach.
Se trata de una pequeña playa, al norte de la ciudad, e igualmente solitaria, donde con suerte podrás recibir la visita de algún pingüino despistado.
El clima no permite disfrutar de un agradable baño y una siesta al sol, pero una imagen en la playa con botas, pantalón largo y anorak bien merece el paseo.
La gente que se decide a hacer un desvío hasta la isla, suele conformarse con una visita de un día. La verdad es que es suficiente para visitar lo más importante y ver la fauna más representativa.
En cualquier caso, si tienes oportunidad y tiempo, dedícate un par de días y aprovecha alguna de las excursiones que ofrece el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda.
Para que te hagas una idea, te puedes descargar ESTE ARCHIVO con las excursiones
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¡Qué bonito! A ver si me llevas un día por ahí ?
Desde Canadá te va a resultar más fácil ir. Pero cuando quieras.
Por falta de días no pude conocer Stewart Island y si en aquella oportunidad me quedó penita, tras ver estas imágenes tengo unas ganas enorme de volver a uno de los países que más me gustan. Si tengo la suerte de regresar, esa pequeña isla al sur del sur, estará de primera en mi itinerario.
Pues si puedes te lo recomiendo mucho. Y si es posible intenta hacer noche allí y disfrutar de alguna excursión.
La única pega te la puede poner el clima. Pero bueno, en esas latitudes no se puede pedir demasiado. ¡El fresquito estará asegurado!