Una Navidad en Transilvania es ideal para disfrutar de estas fechas
Quizá pensar a priori en pasar unas Navidades en Transilvania sea algo sorprendente.
Sin embargo cuando nos surgió la oportunidad, no lo dudamos mucho.
El nombre ya despierta nuestra imaginación más literaria, pero si investigamos un poco, descubriremos que Transilvania es un lugar perfecto para pasar unas Navidades de cuento. Historia, naturaleza, gastronomía, literatura, tradiciones medievales… ¿Qué más se puede pedir?
Tradiciones navideñas de Transilvania
Sin duda las tradiciones navideñas de los pueblos transilvanos merecen dedicar gran parte de nuestro viaje a conocerlas y disfrutarlas.
Los mercadillos navideños rebosan tradición. Es posible que sea porque el clima acompaña ese espíritu navideño.
El caso es que no hay más que perderse entre los numerosos puestos de venta de artesanía navideña, comida festiva y regalos. Lo único necesario es un buen abrigo, aunque si nos topamos con algún puesto de vino caliente, es posible que nos acabe sobrando la ropa.
En cuanto a las tradiciones propiamente dichas, lo que más nos llamó la atención son los grupos folclóricos que abundan en todos los pueblos.
En vísperas de Nochebuena se pueden encontrar en todas partes. Ataviados con trajes típicos, se dedican a pasear por las calles de los pueblos, cantando y bailando.
Un curioso detalle fue que nuestros hijos iban gritando y riendo por las calles de Rasinari, y la gente salía a las ventanas y les echaba dulces y monedas.
La Nochebuena es una fiesta familiar dentro del ambiente religioso del país.
Sin embargo la Nochevieja tiene sus diferencias con nuestras costumbres. Nosotros optamos por pasar el fin de Año en Sibiu. Tras una opípara cena previa, nos fuimos al centro de Sibiu a despedir el año. El ambiente en la Grand Plaza era impresionante. Llegado el esperado momento, el alcalde de la ciudad fue el encargado de recibir el nuevo año y despedir al viejo con un pequeño discurso y muchos fuegos artificiales.
Para acabar, la tradición señala que se debe… ¡cenar de nuevo! Así que con gran dolor de nuestro corazón, no tuvimos más remedio que volver a dar cuenta de embutidos transilvanos, pasteles y licores de todo tipo.
Ciudades transilvanas en Navidad
En Brasov, en toda la superficie de la Piata Sfatului, se despliega un precioso mercadillo donde además de regalos y artesanía, podemos encontrar una gran variedad platos típicos rumanos (mizi, sarmale, kurtos…).
Con los fríos invernales, los puestos de comida callejera son uno de los principales alicientes. Asimismo abundan los puestos de bebidas artesanales. Es muy típico encontrar degustaciones de vino templado que, en otras ocasiones, no nos atraería demasiado, pero a -8ºC entraba de maravilla.
En las calles de Sighisoara, cuna del príncipe Vlad Dracul, el ambiente navideño contrasta con las atracciones turísticas sobre el vampiro más famoso del mundo.
En la casa donde nació el auténtico príncipe de Valaquia hay actualmente un restaurante, aunque nos tememos que su atractivo es más turístico que gastronómico. Merece más la pena recorrer las callejuelas repletas de puestecitos de artesanos y disfrutar de los continuos bailes que celebran los grupos de habitantes de esta ciudad.
Sibiu se engalana para estas fiestas, y su plaza principal ocupa el centro de todas las celebraciones.
Sus numerosos puestos de comida atraen a gente de todas las poblaciones cercanas, además de muchos turistas. Y sus constantes actividades hacen olvidar las gélidas temperaturas para hacernos disfrutar de unas fiestas como las de antes.
En Bran los sentimientos fueron contradictorios. El ambiente navideño de sus calles y los corrillos de chavales cantando villancicos, contrastaba con el ineludible reclamo vampírico.

En estas fechas mucha gente, tanto turistas como rumanos, se acercan en familia a visitar el famoso castillo de Drácula. Eso hace que Bran se convierta en una ciudad animada y llena de actividades. El frío aquí, no refrena a nadie, así que esperad colas.
Aunque no se considere precisamente navideño, acabamos dando un paseo nocturno por un cementerio transilvano. No era nuestra intención, pero en algunos lugares, los cementerios están inmersos dentro de los propios pueblos. Así que de pronto, nos vimos en el centro de unos tranquilos mausoleos.
En Transilvania. De noche. Con frío y nieve alrededor.
No queremos acabar este artículo sin agradecer enormemente al guía que hizo posible unas Navidades inolvidables.
Dorin es un guía rumano que habla español perfectamente. Y se desvive por hacer agradable la estancia de sus, cada vez más, visitantes hispano parlantes. Si queréis que os informe sobre excursiones, viajes, alojamiento o cualquier deseo en vuestra visita a Transilvania, no dudéis en contactar con él a través de su web: http://www.viajes-rumania.com/

¡Gracias, Dorin!
Crăciun fericit și un An Nou bun
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