Tarde de paseo en el Parque de Vigeland
Oslo es una ciudad cara. A nadie le voy a sorprender con esta afirmación. Pero eso no significa que no podamos pasar un rato agradable sin dejarnos el bolsillo.
Cuando visitas Oslo recorres la zona centro, con su famoso Ayuntamiento y a lo mejor te coges un barco para visitar los museos de Kon-tiki, de los barcos vikingos o el de Fram.
Entre eso y la comida te acabas dejando el presupuesto en un abrir y cerrar de ojos.
Bueno, pues seguramente dentro de los puntos de tu guía aparece un parque, fácil de encontrar, bastante céntrico y que te va a hacer disfrutar de una tarde (o una mañana) sin gastarte un eurito.
En la parte oeste de la ciudad a unos 15 minutos en transporte público del centro de la ciudad, nos encontramos con el Parque de Vigeland.
Para llegar desde el centro, solo hay que coger el autobús Nº 20, el tranvía 12 al parque Vigeland o tomar el metro de Oslo (T-bane) hasta la estación de Majorstuen station.
El parque de Vigeland es un área interior del Frognerparken. Es un parque de unas 32 hectáreas diseñado totalmente por el arquitecto noruego Gustav Vigeland.
Además del diseño del parque, el Ayuntamiento de Oslo le encargó la construcción de estatuas para decorarlo.
Pues el hombre se emocionó y se le fue la mano. Al final hizo más de 200 estatuas que se reparten por todo el parque. Empezó a diseñarlo hacia 1927, pero no se acabó hasta unos añitos después de su muerte. Hacia 1949.
Pasear por este parque es una de esas cosas que no se te olvidan. La cámara no deja de sacar fotos a las distintas esculturas. Y es que el estilo de las estatuas hace que te sientas identificado con ellas. Los gestos, las posturas y las escenas nos resultan familiares y siempre te acabas encariñando con alguna de ellas de una forma especial.
Por supuesto hay esculturas mundialmente reconocidas, como “El niño enfadado” (Sinnataggen). La rueda de la vida (Livshjulet) con 4 hombres y tres niños entrelazadas formando un círculo. O el monolito, un único bloque de granito de 17 metros de altura donde se esculpieron 121 figuras humanas.
Otras se encuentran agrupadas por temas, y otras representan momentos cotidianos, peleas, cariños, amistad…
Lo que te puedo asegurar es que alguna de esas esculturas te llegará al corazón y, tiempo después de tu visita a Oslo, cuando se te hayan olvidado casi todas las cosas, un día verás una foto de una estatua y te acordarás nítidamente del momento.
Como muestra te dejo un buen repertorio de las imágenes que recogí con mi cámara.
No te pierdas los nuevos contenidos que se publiquen para tener información y hacer más fácil la organización de tu viaje