En este artículo sobre los rincones de Gran Canaria vamos a hacer un repaso de lugares fabulosos que puedes encontrar recorriendo la isla, pero que normalmente no aparecen en las primeras páginas publicitarias. Alguno de ellos es incluso, bastante desconocido para los propios canarios.
No hay un criterio acerca del tipo de rincón, porque no hay un criterio a la hora de encontrar joyas naturales o históricas. Algunos de ellos los hemos encontrado siguiendo guías, instrucciones o consejos, pero algún otro ha sido amor a primera vista.
De todas formas ninguno de estos rincones de Gran Canaria está escondido y, por lo general, son bastante fáciles de localizar. Así que esperamos que los apuntéis en vuestra lista de visitas
Barranco de La Aldea
La Aldea de San Nicolás siempre ha sido conocida en la isla por su difícil acceso. Por eso hace varios años se proyectó un túnel para comunicar de forma más veloz, el pueblo con la capital.
En este caso, no nos interesa esta ruta rápida, así que lo mejor para disfrutar de los paisajes es enfilar alguna de las increíblemente curvas carreteras que parten o llegan a La Aldea.
En nuestro caso, nos dirigimos hacia La Aldea por la carretera que sube desde Mogán y luego seguimos ruta hacia Artenara.
El acceso desde la costa está plagado de angostas carreteras rebosantes de curvas. Es comprensible porque la orografía de la zona es sencillamente, inimaginable. No es que sea una zona montañosa, sino que es una sucesión de gigantescos riscos serpenteados por la carretera y en los que podemos sorprendernos con un pueblo, una casa o un precioso mirador inesperado tras cualquier insospechada curva.
Lo más recomendable es reservar un día de recorrido, dejando a un lado las prisas y tomar con paciencia esta carretera, parando cada vez que localicemos un lugar llamativo. Con eso podemos garantizar que se hacen muchas, muchas paradas.
Cueva Pintada de Gáldar
Una muy grata sorpresa a la que llevábamos años esquivando. La ciudad de Gáldar no es de las más bellas y conocidas de Gran Canaria. Sin embargo, tiene una joya escondida.
Hace unos poco años reabrió al público la cueva pintada, donde podemos tener una excelente visión de la vida de los habitantes de la zona justo antes de la conquista española.
Como digo, habíamos postergado la visita porque suele requerir cita previa. Os lo recomendamos. Increíble comprobar como hay un pueblo completo enterrado bajo las actuales casas de Gáldar.
Se puede ver la distribución de los antiguos pobladores y visitar una reproducción exacta de las viviendas de antaño, ya que la información es muy detallada. Además podemos acercarnos a la antigua cueva repleta de pinturas, y que mantiene una precaria conservación debido al mal cuidado que se le dio tras su descubrimiento.
Afortunadamente se trabajó y protegió durante muchos años en que se mantuvo cerrada y por eso es una ocasión única para contemplarla tras su reapertura.
Presa de las Niñas
No es que sea uno de los rincones perdidos y desconocidos de Gran Canaria, porque es uno de los lugares preferidos de los canariones para disfrutar de un fin de semana en el campo. Pero también es verdad que siendo la maravilla que es, casi ningún foráneo la visita.
La zona recreativa de la Presa de las Niñas se encuentra al sur del Roque Nublo, lejos de las vías principales y tras una retorcida ruta paisajística.
Al llegar encontramos una enorme llanura rodeada de pinares, y con las cumbres canarias elevándose sobre todo ello.
Desde la zona de descanso y barbacoa, parten varias rutas para conocer los alrededores. En nuestro caso, nos alejamos del núcleo principal para comenzar la ruta más al sur, en la Presa del Perro. Desde aquí hay un recorrido muy cómodo, siguiendo los canales que desaguan de las presas superiores para aliviar el exceso de agua.
Así pudimos asomarnos desde los riscos que hay sobre la Presa de Soria y, una vez alcanzada la presa de las Niñas, volver por la carretera que cruza sobre la Presa del Mulato.
Ni que decir, que la época ideal es una vez que ya haya habido lluvias. No fue nuestro caso, así que como se ve en las fotos, la zona estaba un poquito reseca. Aun así es una excursión preciosa y se pueden visitar las 4 presas por el precio de una.
Charco Azul de Tamadaba
Otro de los rincones conocidos por los locales de Gran Canaria, pero que no encontrarás en las guías.
Para llegar al Charco Azul hay que ir por el trayecto que va de Agaete hacia Tamadaba.
El recorrido es de infarto, con una apretada y sinuosa carretera que asciende por los acantilados de la costa de poniente de la isla.
A medio camino tomamos el desvío hacia el pueblo de El Risco. Una vez allí, no es difícil seguir las señales que, tras media hora de camino por el cauce de un riachuelo, nos conduce hasta una zona con una pequeña piscina natural sobre la que vierte sus aguas una enorme cascada.
En los alrededores hay lugares de sobra para descansar, pasear o tomar el sol. En fin, ideal si queréis pasar un día diferente en Gran Canaria, en otro de los rincones alejados del turismo de masas.
Barranco de Guayadeque
Aunque el barranco de Guayadeque es uno de los más grandes y largos de las islas, no resulta especialmente conocido y visitado. Si es cierto que mucha gente transita por él, pero casi siempre es para visitar la vecina ciudad de Agüimes.
El barranco parte casi desde la costa, a la altura del aeropuerto de Gando. Desde allí, por carretera podemos llegar hasta el Pico de Las Nieves, casi en el centro de la isla.
Lo mejor del barranco es ir parando a lo largo de la subida y recorrer los laterales, sorteando la vegetación, que en algunos puntos llega a ser frondosa y dificulta el camino. Cuidado con las tuneras y las piteras (cactus y agaves) que nos pueden dar algún disgusto.
Podemos incluso descubrir alguna de las muchas cuevas en las que vivían los antiguos aborígenes. Y, por supuesto, alcanzar el punto donde se halla el manantial de agua de Guayadeque, aunque el manantial en sí está en propiedad privada y a unos 200 metros de profundidad. Mejor conformarse con beber una botella de agua gasificada.
La ruta se puede completar con una visita al centro de interpretación, donde nos podemos empapar de la historia y curiosidades del barranco. Y no nos olvidemos de visitar alguno de los restaurantes que se dispersan en la subida y que, además de una buena comida nos sorprenden al estar ubicados en el interior de cuevas. Así hicimos nosotros y acabamos comiendo en una pequeña gruta al fondo del restaurante.
Agüimes
A la hora de visitar pueblos canarios, Arucas y Teror son quizá los más frecuentados. Sin embargo Agüimes se encuentra más oculto. Lejos de la capital y en una ruta menos visual que las que suben hacia el Roque Nublo.
¡Pues no te lo pierdas!
La ruta más directa es la que asciende desde Arinaga, en la costa este, al sur del aeropuerto.
Al llegar al pueblo se ven unas cuantas calles insulsas e impersonales. Hay que aparcar y caminar hacia la parte alta.
De pronto, todo eso se transforma en un callejerío empedrado, de tramos estrechos y salpicado de estatuas urbanas. Los negocios se mimetizan en la arquitectura existente y eso le confiere aún más encanto a la zona. Hasta llegar a la Iglesia de San Sebastián y el precioso y tranquilo parque frente a ella.
Arucas
En Arucas se respira un aire colonial, sin duda. Caminar por sus calles, abarrotadas de edificios clásicos históricos es como viajar a una época pasada.
Hay que pasear, cámara en ristre, para no perder detalle de los colores, los balcones, el diseño de las ventanas.
Destacando en un extremo del pueblo, la preciosa Iglesia de San Juan Bautista. Pese a su detallado estilo neogótico, esta iglesia tiene apenas 100 años. Pero atrae como un imán para contemplarla, tanto por dentro, como por fuera.
En el otro extremo, el otro atractivo de Arucas. El cultivo de caña es una de sus principales fuentes económicas. Así que no es de extrañar que la destilería de su famoso ron sea un punto destacado para apuntar en la agenda de visitas.
Nosotros nos animamos a hacer la visita guiada. Es muy interesante descubrir cómo se hace el ron, visitando la fábrica en pleno funcionamiento. ¡Ojo! Solo funciona en época de recolección de la caña. Al final de la visita, un estupendo regalo en forma de cata, con un personal encantador que te ofrece las variedades fabricadas, no solo de ron, sino de algunos deliciosos licores que te hacen finalizar la visita con una alegría especial.
¿Sabéis por qué del nombre de Arehucas? Pues resulta que originalmente era Arucas, pero no pudo mantenerlo por cuestiones de registro. Así que optaron por adaptar el antiguo nombre de la ciudad.
Y hasta aquí el repaso por algunos de los rincones de la isla de Gran Canaria que te recomendamos no perderte. Si quieres hacer una lista, te los enumeramos:
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- Barranco de La Aldea
- Cueva Pintada de Gáldar
- Presa de las Niñas
- Charco Azul de Tamadaba
- Barranco de Guayadeque
- Agüimes
- Arucas
Y te recomendamos la ruta por los faros de la isla que nos llevó a lo largo de toda su costa.
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