Viaje a Australia (7). Brisbane (y 2)

Tras visitar los lugares más emblemáticos del casco urbano, tomamos la decisión de cambiar de aires, y para ello nos dirigimos en autobús hacia el Lone Pine Koala Sanctuary, una mezcla de zoológico y centro de recuperación de animales donde pudimos disfrutar de la mayoría de los animales considerados tópicos de estas latitudes. Tuvimos ocasión de contemplar dingos, equidnas, koalas y canguros e incluso el trasero de un wombat, animalito perezoso y de mal carácter que se hizo de rogar a lo largo de todo el viaje para poder captar una fotografía suya con los ojos abiertos, y es que siendo un animal básicamente nocturno, es difícil contemplarlos en actividad durante las horas de sol.

canguros

En Lone Pine estuvimos largo rato caminando entre canguros, y realmente nos sorprendió el gran parecido existente entre los grandes machos tumbados a la sombra descansando y los otros “machos”, humanos en este caso, cuando se tumban en la playa a marcar músculos. Los canguros son animales bastante amistosos y que se dejan acariciar, al menos en cautividad, tras unos primeros momentos de cautela; sin embargo aconsejan no colocarse frente a ellos en postura erecta, ya que lo pueden considerar un desafío y dedicarnos una peligrosa patada con sus potentes patas traseras. Por ello, yo, prudentemente, me acerqué a los animalitos con gran cautela y en posición agachado y a punto estuve de ser confundido con un balón de futbol e igualmente vapuleado, no solo por los canguros, sino también por los niños circulantes alrededor.

cangurito

La experiencia con el koala fue algo especial. Siempre tenemos esa imagen del koala como un osito de peluche que todos querríamos tener en casa, y lo cierto es que cuando lo tienes delante no defrauda en absoluto. Tuvimos la ocasión de tener en brazos uno de estos caricaturescos bichitos y nos hicimos unas fotos para enseñar a nuestro hijos y a todas las amistades posibles. La cosa fue maravillosa, hasta que descubrí que el koala vive en los arboles y para trepar usa unas uñas, que no tienen que envidiar nada a las de Freddy Kruger. Lo que no entiendo muy bién es porque el koala me confundió con un eucalipto y comenzó a subirse por mi espalda y a clavarme las uñas. Por suerte las cuidadoras del adorable angelito, estaban al quite y en un tris me lo sacaron de encima.

054-2002-11-13-Lone Pine Koala sanctuary-NOSOTROS KOALA

Otro sorprendente animal es el diablo de Tasmania. Se trata de una especie de perrito pequeño con una gigantesca boca y del que, pese a todos mis esfuerzos, fui incapaz de captar en una fotografía que saliese decente. Estuve cerca de una hora intentando enfocarlo, pero parece que no es un animal tranquilo precisamente y todas, absolutamente todas las fotos que hice, me salieron movidas, por lo que cuando veáis en la televisión los dibujos del diablo de Tasmania, os aseguro que el torbellino ese que forma, se corresponde totalmente con la realidad.

Nuestra visita a Lone Pine, coincidió con la hora del almuerzo de los animalitos, y ello fue produciendo cierta desazón en nuestros estómagos. Como robar la comida de tan tiernas criaturas no hubiese estado bien visto por los otros visitantes (aunque yo tenía un hambre canina), optamos por volver a Brisbane y allí nos presentamos en un restaurante regentado por los Hare Krishna. La experiencia resultó maravillosa, amén de provechosa. Tuvimos la ocasión de probar varios platos exclusivamente vegetarianos pero muy acertadamente condimentados y preparados, por lo que la comida se hizo un auténtico placer para el paladar. Como acompañamiento tomamos un té de manzana y finalmente unos exquisitos pastelitos de frutas, con lo cual repusimos fuerzas para continuar nuestro periplo.

Si te apetece disfrutar como un niño, que mejor lugar que el museo de Ciencias. Es cierto, allí perdimos el resto de la tarde probando todos los experimentos que nos ofrecía el Science Centre; construyendo torres con piezas de madera, sintiendo la sensación de un crío en un mundo adulto cuando nos encaramamos a una enorme silla a escala grande y jugando con gigantescas pompas de jabón donde incluso llegué a introducirme en una de ellas. Todo ello contribuyó a agotarnos totalmente y propició un merecido y reconfortante descanso al final de tan ajetreado día.

Sobra decir que Brisbane, al estar situada en una latitud tropical, sufre y goza de un clima acorde a dicha situación. Esto significa que cuando menos te lo esperas, aparecen unas nubecillas y se pasa todo el día lloviendo, o a lo mejor cae un aguacero de espanto y seguidamente luce un sol radiante. Afortunadamente, sólo nos ocurrió esto último, y así nuestro segundo día de estancia en Brisbane, amaneció precioso, a pesar de que había estado lloviendo copiosamente durante toda la noche. El hecho de que hubiese llovido pero hiciese buen tiempo, nos animó a acercarnos al Jardín Botánico, situado en la parte sur de la City.

Disfrutamos de un agradable paseo entre los manglares anclados en las orillas del río Brisbane, y continuamos ascendiendo hasta llegar a la zona de los Parlamentos. Sí, lo digo en plural, porque en dicho lugar se hayan enclavados tanto el actual Parlamento de Queensland, como la antigua sede, denominada Old Government House.

mas parlamento

Se trata de un edificio de estilo colonial construido en 1862 que sirvió como sede parlamentaria hasta que se finalizó el Parlamento definitivo. Desafortunadamente el antiguo parlamento, que actualmente forma parte de la Universidad Tecnológica de Queensland se hallaba en fase de restauración, por lo que solo pudimos recorrer sus exteriores, magníficos en cualquier caso.

parlamento

En cambio sí tuvimos ocasión de conocer el interior de la sede moderna. Acompañados por una agradable y esforzada guía, recorrimos las distintas estancias y visitamos tanto los lugares donde se gestionan los temas concernientes a todo el estado, como las zonas de estudio y reposo de los parlamentarios, lugar éste, mucho más interesante y provechoso, con salas repletas de libros antiguos, manuscritos oficiales y una nutrida hemeroteca con todos los periódicos publicados en el estado. Esta fue parte de la información que conseguimos comprender de nuestra guía, que a pesar de sus agradecidos esfuerzos, no consiguió que entendiésemos mucho más de todas sus explicaciones, y es que, entre el poco inglés que comprendo normalmente y el curioso acento con el que se expresan en bastantes lugares de este continente, a veces nos veíamos en ciertos apuros a la hora de comunicarnos. South Bank

Nuestro itinerario de vuelta nos condujo a través de una zona denominada South Bank Parklands, ubicada junto al río, justo enfrente de la zona financiera, y donde, en menos de cinco minutos de paseo, se pasa del bullicio urbano a encontrarnos en una playa artificial y una zona de esparcimiento donde nos olvidamos del mundanal ruido durante un par de horas.

No quisimos despedirnos de la ciudad de Brisbane sin antes visitar, como no, el Museo de Ciencias Naturales, donde pudimos curiosear entre grandiosos dinosaurios, aviones, ballenas y coches antiguos cuidadosamente entremezclados de tal forma que producía un curioso efecto anacrónico que realmente me encantó.

museo ciencias

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2 comentarios en «Viaje a Australia (7). Brisbane (y 2)»

  1. Me ha gustado mucho la descripción del Diablo de Tasmania…ja, ja, tal cual !!!
    Bueno, broma aparte, muy chulo el post, continúa así, Javi.
    Un abrazo desde Levante.

    Responder

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