Hemos visto imágenes de un hotel cápsula en muchas películas japoneses. Por eso, cuando surgió la oportunidad de alojarnos en uno, y además en España, no dudamos en probar esta nueva experiencia.

Hoy os vamos a contar nuestras sensaciones al pasar una noche en un hotel cápsula. Para ello decidimos visitar el Hotel Optimi que se encuentra en el centro de Bilbao.

Para empezar, debemos decir que a priori nos pareció una experiencia muy interesante. Nuestras dudas (como las de muchos de vosotros) se centraban en la sensación de claustrofobia que se puede sentir y, por supuesto, si merece la pena gastarse la pasta en un cubículo diminuto, pudiendo pasar la noche en una habitación espaciosa.
Para el primer interrogante, cada uno se conoce y sabe si, de entrada, puede recurrir a una experiencia de este tipo. Para la segunda pregunta, nos sorprendió que, tratándose de un hotel céntrico y en una ciudad tan visitada, el hotel cápsula resulta una opción bastante económica y con buenas prestaciones.

Lo primero que nos llamó la atención es el aspecto ultramoderno del hotel. Tratándose de una oferta novedosa y que pretende llamar la atención, resulta muy acertado darle ese aire de película de ciencia ficción.
La recepción es pequeña, acorde con el resto del hotel, pero muy moderna y con decoración futurista.

Allí nos dieron las principales instrucciones para aprovechar bien la estancia y nos suministraron unos auriculares, un mando para la TV y el código de acceso personal.
Desde la recepción se accede a una zona común con una pequeña sala de estar y una cocina comedor donde los clientes pueden preparar su propia comida al estilo de los albergues, y donde se puede tomar un ligero desayuno por la mañana, cortesía del hotel. No es un desayuno incluido, así que no esperéis grandes dispendios, pero se agradece el detalle de poder tomar un café o un té de buena mañana o antes de acostarnos.

Aquí encontramos dos puertas que comunican con las dos zonas de descanso. Una para alojamientos dobles y otra para individuales. En este caso nos fuimos al segundo de ellos porque en esta ocasión Clodet no vino. Y no, no estoy usando el plural mayestático, pero como el blog somos dos, prefiero escribir en plural.

La zona de descanso es pequeña y aquí si da cierta sensación de agobio. Las luces son muy tenues y el espacio estrecho. Además, una vez dejado el equipaje en la zona de taquillas, hay que evitar los sonidos altos.

Y llegamos a nuestra “habitación”. Es un hotel cápsula, así que no sorprende el tamaño. Pero si el diseño moderno de todo el conjunto. El espacio por cápsula es de aproximadamente 2 x 1, con 1 metro de altura. Suficiente para dormir y descansar, pero obviamente escaso para dar paseos.

Sin embargo, la primera impresión fue buena. Colchón viscoelástico y almohadas (2) de alturas variables. Televisión digital con programación personalizada, aire acondicionado individual, música y un juego de luces para crear distintos ambientes.
Primer problema; es recomendable tener el aire encendido porque el calor es considerable, pero entonces el ruido es molesto.

La cama es comodísima y con una buena peli es fácil empezar a dar cabezadas. ¡Vaya, se oye a la vecina hablando por el móvil! La insonorización no es una maravilla, porque la chica no habla alto.
Aprovecho para ir al baño, que está en la zona común. Bueno, no es lo ideal pasar con la toalla y chanclas a un baño compartido por delante de la zona de recepción.

Tres duchas privadas para hombres. Imagino que en el lado femenino será similar. Dos lavabos y otros tantos “excusados” (para ser finos). Casi ninguno cierra bien y casi me quedo encerrado en la ducha. Esto parece más bien obra de los cafres que han pasado previamente por el hotel, pero son desperfectos que no deben prolongarse en un hotel con un aspecto moderno y eficiente.

En cuanto a la experiencia, debo decir que me pasé casi toda la noche leyendo o viendo películas, pero eso es cosa mía y no achacable a la cama. Al contrario, a pesar de no dormir, me levanté descansado y espabilado.
Como conclusión del hotel cápsula. Una experiencia interesante, pero que le queda por avanzar.
Imagino que en parte la falta de veteranía en la gestión, y en parte la falta de costumbre de los usuarios.
Creemos que un hotel de estas características debe combinar una eficiencia, higiene y reacción ante los problemas casi inmediata, y requiere un grado de civismo al que estamos acostumbrados a esperar de los nipones, pero que aún queda por mejorar en occidente. Si quieres probar la experiencia, puedes ver la oferta desde AQUÍ.
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